Horario de Misas virtuales:
Domingo 9:30 am en Ingles
Domingo 11:30 am en Español

 

Mass Schedule:
 
Daily Mass
Monday  to Friday
8:00am Spanish
7:15pm Spanish
 
Saturday 8:00am Spanish
Saturday Vigil Mass 6:00pm Spanish
 
Sunday Mass
8:00am Spanish
9:30am English
11:30am Spanish
6:00pm Spanish
 
 
Office Hours:
Monday
2:00pm – 7:00pm
 
Tuesday – Friday
9:00am – 7:00pm
 
Saturday
9:00am – 12:00pm
 
Sunday: Closed
Horario de Misas:
 
Misa diaria
Lunes a Viernes
8:00am Español
7:15pm  Español
 
Sábado 8:00am Español
Misa de Vigilia del sábado 6:00pm Español
 
Misa Dominical
8:00am Español
9:30am Inglés
11:30am Español
6:00pm Español
 
 
Horario de Oficina:
Lunes
2:00pm – 7:00pm
 
Martes a viernes
9:00am – 7:00pm
 
Sábado
9:00am – 12:00pm
 
Domingo: Cerrada
Mass Schedule:
 
Daily Mass
Monday  to Friday
8:00am Spanish
7:15pm Spanish
 
Saturday 8:00am Spanish
Saturday Vigil Mass 6:00pm Spanish
 
Sunday Mass
8:00am Spanish
9:30am English
11:30am Spanish
6:00pm Spanish
 
 
Office Hours:
Monday
2:00pm – 7:00pm
 
Tuesday – Friday
9:00am – 7:00pm
 
Saturday
9:00am – 12:00pm
 
Sunday: Closed
Horario de Misas:
 
Misa diaria
Lunes a Viernes
8:00am Español
7:15pm  Español
 
Sábado 8:00am Español
Misa de Vigilia del sábado 6:00pm Español
 
Misa Dominical
8:00am Español
9:30am Inglés
11:30am Español
6:00pm Español
 
 
Horario de Oficina:
Lunes
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Martes a viernes
9:00am – 7:00pm
 
Sábado
9:00am – 12:00pm
 
Domingo: Cerrada
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¿Qué es la Misa?

En este vídeo el P. Angel Espinosa de los Monteros, en una forma muy sencilla nos hace ver la importancia de la Misa Por: P. Angel Espinosa de los Monteros | Fuente: Mundo Católico

La Misa es lo más importante que te puede pasar en tu vida, es el momento en el que recibes a Jesús, en que puedes hablar con Él y estar con Él. Si la Misa es un encuentro con Jesús entonces la Misa es una cita.

Te invito a que celebres y vivas la Misa:

  • cómo si fuera tu primera Misa
  • cómo si fuera tu última Misa
  • cómo si fuera tu única Misa

 

https://www.youtube.com/watch?v=Ixjqle1_cg8&feature=youtu.be

 

30 consejos prácticos para vivir mejor la Santa Misa

 

Cómo lo he dicho en una reflexión en mi canal de Youtube, nosotros los seres humanos somos -incluso- más dichosos que los ángeles, pues ellos pueden alabar a Dios, servirle, etc., pero nosotros, además de eso, podemos alimentarnos de su Cuerpo y de su Sangre, en el sacramento de la Eucaristía. Por eso, hoy te dejo estos consejos para que vivas de una manera adecuada la Santa Misa.

 
 
  1. Ayunar antes de la Eucaristía al menos una hora.
  2. Leer las lecturas del día antes de llegar a Misa.
  3. Vestir de una manera modesta.
  4. Llegar unos minutos antes para que no estés agitado.
  5. Quitarse gorras o sombreros al ingresar al templo.
  6. Hacer la señal de la Cruz al entrar y salir del templo.
  7. Hacer una genuflexión hacia el sagrario cuando entres y salgas del templo. 
  8. No tomar fotografías o selfies.
  9. No utilizar el celular durante la santa Misa.
  10. No masticar chicle durante la santa Misa. 
  11. No introducir comidas o bebidas en el templo.
  12. Sentarse decorosamente (no cruzar los pies por ejemplo).
  13. No sentarse en el borde de la banca si la ves vacía.
  14. Llevar a los niños a la parte posterior para calmarlos.
  15. Guardar silencio mientras se está en el templo.
  16. Guardar la calma si alguien se equivoca en el servicio al altar.
  17. Ponerse de pie en cuanto comienza el Aleluya.
  18. Preparar la ofrenda antes de Misa.
  19. En el momento de la paz, saluda solo a los que estén cercanos a ti.
  20. Respetar los límites que otros pueden tener (al momento de dar la Paz)
  21. No añadir el Amén al final del Padre Nuestro (durante la misa se omite).
  22. Ponerse de rodilla durante la consagración (a menos que esté imposibilitado de hacerlo)
  23. Hacer una leve inclinación antes de recibir la Sagrada Comunión (mientras el que va adelante la recibe)
  24. Decir “Amén” cuando el Sacerdote te dice “El cuerpo de Cristo”.
  25. Al recibir la comunión, dejar rápido el espacio al que sigue.
  26. Inclina tu rostro al momento de recibir la bendición.
  27. No repetir la fórmula de bendición (eso le corresponde al sacerdote), tú sólo responde “Amén”.
  28. Orar después de Misa agradeciéndole al Señor el don de la Eucaristía.
  29. No salir antes de que termine la Santa Misa (con el canto final).
  30. Despedirse tranquilamente.

 

No te olvides poner en práctica estos consejos, pues es un momento sublime la Santa Misa. Y si alguno no los pusiera en práctica, con caridad podrías hacerle la corrección.
 
 

Fuente: Padre Sam

 
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¿Qué quiere decir Misa?

Cada domingo a la Misa ¿Pero sabemos el significado de esa palabra?

El Sacrificio Eucarístico recibió diversos nombres en el transcurso de los siglos. A partir del s. IV el nombre más frecuente es el de Misa, palabra que proviene del verbo latino mittere, que significa enviar. Es una forma derivada y vulgar de la palabra misión. La expresión misa la derivan algunos de las oraciones dirigidas o enviadas a Dios; otros de la dimisión o despedida de los catecúmenos (los que se están preparando para el bautismo), que no podía asistir a la celebración del misterio eucarístico, sino sólo a la introducción hasta el Credo. Según parece, al principio designaba únicamente la ceremonia de despedida de los catecúmenos; después significó las ceremonias e instrucciones que la precedían (misa de los catecúmenos); más tarde, la celebración del misterio eucarístico (misa de los fieles), y que es el sentido actual.

Según enseña el Catecismo de la Iglesia Católica, en el número 1332, se denomina al sacrificio eucarístico con la palabra Misa ‘porque la liturgia en la que se realiza el misterio de salvación se termina con el envío de los fieles (del verbo ‘missio’, enviar) a fin de que cumplan la voluntad de Dios en su vida cotidiana’.

¿Por qué hay que ir a Misa los domingos?

 
 
El hombre hoy día tiene poco tiempo para dedicarse a las cosas de Dios, para conocerlo y entenderlo.
La Iglesia, consciente de que si sus miembros no conocen a Dios no podrán cumplir con la misión que les ha sido encomendada, ha querido asegurar que se le dedique un tiempo a la semana a este conocimiento y ha dado un mandamiento para darle un sentido religioso a nuestro descanso en el que se nos recuerda : “Oir misa entera todos los domingos y días de precepto”.
Con este mandamiento, la Iglesia asegura que sus miembros conocerán los lineamientos de su Fundador, Jesucristo, y de esta manera no perderán el “estilo” de seguidores de Cristo; no olvidarán su fin último y se esforzarán por cumplir su labor personal dentro de la Iglesia.
¿Por qué el domingo y no cualquier otro día?
Desde la Creación, por el relato del Génesis, sabemos que Dios quiso instituir un día dedicado a Él: “Y el séptimo día descansó.” Este es el origen del sabath judío. Como Jesucristo resucitó un domingo, los primeros cristianos cambiaron el sabath al primer día de la semana, el domingo, dedicándolo plenamente a Dios.
En los Hechos de los Apóstoles podemos leer que el origen de la misa los domingos se remonta a los primeros tiempos de la Iglesia, en donde los apóstoles y los primeros discípulos se reunían el primer día de la semana, recordando la Resurrección de Cristo, para estudiar las Escrituras y compartir el pan de la Eucaristía.
Por esta razón, la Iglesia nos pide que asistamos a misa los domingos como recordatorio de que debemos dedicarle todo ese día a Dios.
Además, asistir a misa nos trae grandes beneficios, pues es la celebración dentro de la cual se lleva a cabo el sacramento de la Eucaristía y es el medio de santificación más perfecto, pues en él conocemos a Dios y nos unimos a Jesucristo y a toda la Iglesia en su labor santificadora.
Durante la misa nosotros participamos estrechamente en la vida y misterio de Jesucristo, por Él, con Él y en Él, ofreciendo nuestras obras, ofreciéndonos nosotros mismos, pidiendo perdón por nuestros pecados y, con esto, alcanzamos gracias para toda la Iglesia, reparamos las ofensas de otros y rendimos una alabanza de valor infinito porque lo hacemos por medio de Jesucristo.
No asistir a misa es perdernos de todos estos beneficios.
Si en la Santa Misa se revive cada vez, en forma actual e incruenta el sacrificio de la cruz donde Jesucristo, por amor, murió por todos nosotros. Entonces, ¿por qué se hace una ley de algo que debería ser una respuesta de amor?
Para ayudarnos a los cristianos a cumplir nuestros deberes con Cristo y a beneficiarnos de los dones que Él nos entregó, ya que hay situaciones en que recordar que es una obligación, nos da más fuerza para cumplir con ese acto de amor. La obligación grave de ir a Misa nos moverá con una fuerza que quizás no nos daría la propia espontaneidad.
Es fundamental formar un sentido de previsión para no perder la Misa dominical, enseñarlo a nuestra familia y así asistir tranquilamente y sin presiones a la Celebración Eucarística que es “sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de caridad, banquete pascual en el cual se recibe como alimento a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da la prenda de la gloria venidera”. (Sacrosanctum concilio n. 47)
Si quieres saber más al respecto, puedes leer la carta del Papa “Dies domini” sobre este tema. Después de leerla no sólo sabrás por qué se debe ir a Misa los domingos, sino que la disfrutarás y gozarás como nunca lo has hecho. Te lo aseguro.
 
 
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La presencia de la Santísima Trinidad en la Santa Misa

 
 

El misterio de la Santísima Trinidad está más presente de lo que nos imaginamos, en cada una de nuestras oraciones, ahí estamos invocando al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Y un lugar privilegiado de la presencia de la Santísima Trinidad es en la santa Eucaristía. Hoy te quiero resaltar 4 momentos particulares.

 
 
  • Invocación inicial

 

Toda Santa Misa no podemos iniciarla si no es invocando a la Santísima Trinidad, de hecho el sacerdote la inicia diciendo “en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu”. Es decir que la Eucaristía ya desde el inicio está presente la Santísima Trinidad.
 
  • Epíclesis consecratoria 

 

Epíclesis significa literalmente invocación sobre. En el vocabulario litúrgico, la epíclesis, que acontece una vez finalizado el canto del Sanctus, es la invocación del Espíritu Santo, sobre las ofrendas, “de manera que sean para nosotros el cuerpo y la sangre de Jesucristo, nuestro Señor” (plegaria eucarística II), es decir que en ese momento se pide al Padre que envíe su Espíritu Santo para que convierta el pan y vino en el Cuerpo y Sangre de Jesús. Para que nos entendamos, esto sucede cuando el sacerdote impone ambas manos sobre las ofrendas. Ahí es un lugar privilegiado en donde está presente la Santísima Trinidad.
 
  • Doxología final 

 

La palabra “doxología” viene del griego “doxa”, que significa “gloria”. Doxología, por tanto, significa glorificación. Esta sucede en el momento en el que el sacerdote toma el Cuerpo y Sangre de Jesús (ya no son “pan y vino”), y lo presenta a Dios, diciendo: “Por Cristo, con Él y en Él, a ti Dios Padre Omnipotente, en la Unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos”, y el pueblo responde “Amén”. Si vemos, ahí está presente la Trinidad: al Padre se ofrece, lo que se ofrece es el Hijo por medio del Espíritu Santo.
 
  • Bendición final

 

Así como la Eucaristía inicia invocando a la Santísima Trinidad, también esta concluye con la invocación a la Santísima Trinidad. En la bendición final se bendice al pueblo diciendo “y la bendición de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y les acompañe siempre”. Acá le estamos pidiendo a la Santísima Trinidad que acompañe y bendiga a cada uno de los presentes.
 
 
Como vemos, la Eucaristía es el lugar privilegiado de presencia de la Santísima Trinidad. Es oportuno que sepamos descubrir su presencia, y que los momentos antes mencionados los vivamos aún con más reverencia, sabiendo que estamos invocando al misterio más grande y más sublime, el de la Santísima Trinidad.