Horario de Semana Santa 2022
La Semana Santa
La Semana Santa es el momento litúrgico más intenso de todo el año. Sin embargo, para muchos católicos se ha convertido sólo en una ocasión de descanso y diversión. Se olvidan de lo esencial: esta semana la debemos dedicar a la oración y la reflexión en los misterios de la Pasión y Muerte de Jesús para aprovechar todas las gracias que esto nos trae.
Para vivir la Semana Santa, debemos darle a Dios el primer lugar y participar en toda la riqueza de las celebraciones propias de este tiempo litúrgico.
A la Semana Santa se le llamaba en un principio “La Gran Semana”. Ahora se le llama Semana Santa o Semana Mayor y a sus días se les dice días santos. Esta semana comienza con el Domingo de Ramos y termina con el Domingo de Pascua.
Vivir la Semana Santa es acompañar a Jesús con nuestra oración, sacrificios y el arrepentimiento de nuestros pecados. Asistir al Sacramento de la Penitencia en estos días para morir al pecado y resucitar con Cristo el día de Pascua.
Lo importante de este tiempo no es el recordar con tristeza lo que Cristo padeció, sino entender por qué murió y resucitó. Es celebrar y revivir su entrega a la muerte por amor a nosotros y el poder de su Resurrección, que es primicia de la nuestra.
La Semana Santa fue la última semana de Cristo en la tierra. Su Resurrección nos recuerda que los hombres fuimos creados para vivir eternamente junto a Dios.
Domingo de Ramos:
Celebramos la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén en la que todo el pueblo lo alaba como rey con cantos y palmas. Por esto, nosotros llevamos nuestras palmas a la Iglesia para que las bendigan ese día y participamos en la misa.
Jueves Santo:
Este día recordamos la Última Cena de Jesús con sus apóstoles en la que les lavó los pies dándonos un ejemplo de servicialidad. En la Última Cena, Jesús se quedó con nosotros en el pan y en el vino, nos dejó su cuerpo y su sangre. Es el jueves santo cuando instituyó la Eucaristía y el Sacerdocio. Al terminar la última cena, Jesús se fue a orar, al Huerto de los Olivos. Ahí pasó toda la noche y después de mucho tiempo de oración, llegaron a aprehenderlo.
Viernes Santo:
Ese día recordamos la Pasión de Nuestro Señor: Su prisión, los interrogatorios de Herodes y Pilato; la flagelación, la coronación de espinas y la crucifixión. Lo conmemoramos con un Vía Crucis solemne y con la ceremonia de la Adoración de la Cruz.
Sábado Santo o Sábado de Gloria:
Se recuerda el día que pasó entre la muerte y la Resurrección de Jesús. Es un día de luto y tristeza pues no tenemos a Jesús entre nosotros. Las imágenes se cubren y los sagrarios están abiertos. Por la noche se lleva a cabo una vigilia pascual para celebrar la Resurrección de Jesús. Vigilia quiere decir “ la tarde y noche anteriores a una fiesta.”. En esta celebración se acostumbra bendecir el agua y encender las velas en señal de la Resurrección de Cristo, la gran fiesta de los católicos.
Domingo de Resurrección o Domingo de Pascua:
Es el día más importante y más alegre para todos nosotros, los católicos, ya que Jesús venció a la muerte y nos dio la vida. Esto quiere decir que Cristo nos da la oportunidad de salvarnos, de entrar al Cielo y vivir siempre felices en compañía de Dios. Pascua es el paso de la muerte a la vida.
¿Por qué la Semana Santa cambia de fecha cada año?
El pueblo judío celebraba la fiesta de pascua en recuerdo de la liberación de la esclavitud de Egipto, el día de la primera luna llena de primavera. Esta fecha la fijaban en base al año lunar y no al año solar de nuestro calendario moderno. Es por esta razón que cada año la Semana Santa cambia de día, pues se le hace coincidir con la luna llena.
En la fiesta de la Pascua, los judíos se reunían a comer cordero asado y ensaladas de hierbas amargas, recitar bendiciones y cantar salmos. Brindaban por la liberación de la esclavitud.
Jesús es el nuevo cordero pascual que nos trae la nueva liberación, del pecado y de la muerte.
Sugerencias para vivir la Semana Santa
- Asistir en familia o a los oficios y ceremonias propios de la Semana Santa porque la vivencia cristiana de estos misterios debe ser comunitaria.
- Se puede organizar una pequeña representación acerca de la Semana Santa.
- Poner algún propósito concreto a seguir para cada uno de los días de la Semana Santa.
- Elaborar unos cartelones en los que se escriba acerca de los días de la Semana Santa y algunas ideas importantes acerca de cada uno de los días.
El Santo Triduo Pascual y la Indulgencia Plenaria
Durante la Semana Santa podemos ganar para nosotros o para los difuntos el don de la Indulgencia Plenaria.
Durante la Semana Santa podemos ganar para nosotros o para los difuntos el don de la Indulgencia Plenaria si realizamos algunas de las siguientes obras establecidas por la Santa Sede.
Obras que gozan del don de la Indulgencia Plenaria en Semana Santa:
Jueves Santo
1. Si durante la solemne reserva del Santísimo Sacramento, que sigue a la Misa de la Cena del Señor, recitamos o cantamos el himno eucarístico del “Tantum Ergo” (“Adorad Postrados”).
2. Si visitamos por espacio de media hora el Santísimo Sacramento reservado en el Monumento para adorarlo.
Viernes Santo
1. Si el Viernes Santo asistimos piadosamente a la Adoración de la Cruz en la solemne celebración de la Pasión del Señor.
Sábado Santo
1. Si rezamos juntos el rezo del Santo Rosario.
Vigilia Pascual
1. Si asistimos a la celebración de la Vigilia Pascual (Sábado Santo por la noche) y en ella renovamos las promesas de nuestro Santo Bautismo.
Condiciones:
Para ganar la Indulgencia Plenaria además de haber realizado la obra enriquecida se requiere el cumplimiento de las siguientes condiciones:
a. Exclusión de todo afecto hacia cualquier pecado, incluso venial.
b. Confesión sacramental, Comunión eucarística y Oración por las intenciones del Sumo Pontífice. Estas tres condiciones pueden cumplirse unos días antes o después de la ejecución de la obra enriquecida con la Indulgencia Plenaria; pero conviene que la comunión y la oración por las intenciones del Sumo Pontífice se realicen el mismo día en que se cumple la obra.
Es oportuno señalar que con una sola confesión sacramental pueden ganarse varias indulgencias. Conviene, no obstante, que se reciba frecuentemente la gracia del sacramento de la Penitencia, para ahondar en la conversión y en la pureza de corazón. En cambio, con una sola comunión eucarística y una sola oración por las intenciones del Santo Padre sólo se gana una Indulgencia Plenaria.
La condición de orar por las intenciones del Sumo Pontífice se cumple si se reza a su intención un solo Padrenuestro y Avemaría; pero se concede a cada fiel cristiano la facultad de rezar cualquier otra fórmula, según su piedad y devoción.
Semana Santa… una más en nuestras vidas
Tenemos un Domingo de Ramos donde todo parece alborozo a la entrada de Jesús en Jerusalén, palmas y loas, alegría y vítores que luego nos harán comprender lo fugaz y voluble que son los sentimientos humamos…
Un Jueves Santo en cuya noche, antes de ser entregado al sufrimiento de su Pasión, Cristo va a dejarnos la mejor prenda de amor, una misteriosa y sorprendente donación que solo a un Dios en una locura de enamorado se le puede ocurrir… convertirse en Pan para poderse dar en alimento y así darnos la vida eterna.
Después, un Viernes Santo con una madrugada atado a una columna mientras el látigo cae una y otra vez sobre su espalda, una corona de espinas, que desgarra la piel de su cabeza y su frente como corona de Rey, un manto de color púrpura sobre sus hombros llagados y sobre el rostro golpes y salivazos. Y unos ojos tristes que miran sin rencor a los que a si lo tratan y torturan. Ya entrada la mañana, una cruz, pesado madero que hay que llevar camino del monte Calvario: insultos, voces y gritos, empujones y caídas, pero nada, ningún dolor se puede comparar como saber que su Madre lo acompaña y está entre esa gente que lo conduce a la muerte y cuando se encuentran…¡no cabe más dolor en el mundo que esa mirada de la Madre con la del Hijo!.
Luego los clavos en pies y manos y unos brazos que se abren como queriendo abrazar a todo el género humano cuando la cruz es levantada: Cuando yo sea levantado de la tierra ,atraeré a todos hacia mi (Juan 12,34). Y una petición al Padre antes de morir:¡ Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen (Lucas 23, 34).
Si profundizamos, si nos detenemos, si meditamos un poco en esta forma de amar, en esta entrega total del Hijo de Dios hacia los hombres es imposible no caer de rodillas para adorar esa imagen de un Dios clavado en una cruz, deseando corresponder con una muestra, aunque sea tan limitada, como es la nuestra, a ese amor.
Y después de su muerte… ¡ese glorioso y radiante amanecer del Domingo de Resurrección!.
CRISTO RESUCITA, HA VENCIDO A LA MUERTE.
Y esa Resurrección de Cristo nos hace responsables de una vida diferente, de un hecho que nos empuja a dar testimonio de una fe fundada en la grandeza que nos corresponde como hijos de Dios, porque esa resurrección se hace plenamente, cuando después de afirmarla, modificamos nuestra vida personal.
Estamos pues, a punto de entrar a esta Semana Santa. Una más en nuestras vidas pero con la oportunidad de vivirla de una manera diferente, abriéndonos sin miedo a buscar ese manantial de amor y gratitud que guarda nuestro corazón y que a veces no lo dejamos brotar como decía el Papa Juan Pablo II: Como creyentes hemos de abrirnos a una existencia que se distinga por la gratuidad, entregándonos a nosotros mismos ,sin reserva a Dios y al prójimo.
FELICES PASCUAS PARA TODOS Y QUE ESTA RESURRECCIÓN DE CRISTO SEA UNA RESURRECCIÓN PERSONAL EN CADA UNO.
El sepulcro vacío de Jerusalén
Uno de los ejemplos más clamorosos es el referido a la resurrección de Jesús. Algunos teólogos, en su intento de conseguir que la fe cristiana esté plenamente integrada en los parámetros de la cultura contemporánea, pretendieron realizar una reinterpretación de la resurrección, de forma que la fe cristiana en la resurrección de Jesucristo no implicase la historicidad del sepulcro vacío, la revivificación del cadáver, ni las apariciones de Jesucristo resucitado a los apóstoles. Todo eso no serían más que construcciones literarias de los evangelios. Para estos autores, la resurrección de Cristo se reduce a la experiencia subjetiva de que Jesús vive dentro de nosotros, y de que inspira nuestra existencia.
Para responder a este tipo de interpretaciones racionalistas de la fe, ya en el año 1970, el ahora beato Pablo VI convocó un Simposio Internacional de Teólogos Católicos bajo el nombre de “Resurrexit”. El combate por la defensa de la fe fue coronado por San Juan Pablo II con la promulgación del Catecismo de la Iglesia Católica. En él se confiesa la fe en la resurrección de una forma inequívoca, en plena sintonía con la Tradición de la Iglesia: La fe de los discípulos no es el fundamento de las apariciones de Jesús resucitado y del sepulcro vacío. Justamente es al revés; son aquellos acontecimientos históricos -el sepulcro vacío y las apariciones del Señor resucitado- el fundamento de la fe de los apóstoles: “Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente” (Jn 20, 27).
- Una incorrecta metodología teológica, por cuanto se pretende leer la Sagrada Escritura al margen de la Tradición eclesial y con criterios únicamente histórico-críticos, sin explicitar sus presupuestos ni advertir de sus límites;
- Sospecha de que la humanidad de Jesucristo se ve amenazada si se afirma su divinidad;
- Ruptura entre el “Jesús histórico” y el “Cristo de la fe”, como si este último fuera el resultado de distintas experiencias de la figura de Jesús desde los Apóstoles hasta nuestros días;
- Negación del carácter real, histórico y trascendente de la resurrección de Cristo, reduciéndola a la mera experiencia subjetiva de los apóstoles;
- Oscurecimiento de nociones fundamentales de la Profesión de fe en el Misterio de Cristo: entre otras, su preexistencia, filiación divina, conciencia de Sí, de su Muerte y misión redentora, Resurrección, Ascensión y Glorificación”.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Personajes de la Pasión: ¿en cuál te reflejas?
Vivir la Semana Santa sin procesiones
Son expresiones tan variadas como la imaginación humana, pero todas nos ayudan a meter por los sentidos el Misterio de los días finales de Jesús en nuestra tierra antes de marchar al Padre.
Impacto para los sentidos
El pueblo llano me enseñó que no solo eran la vista, el oído y el olfato los impactados, sino que al pasar las imágenes en medio de la calle, la gente humilde se acercaban al paso y lo tocaban con sus manos como intentando robar un poquito de gracia, dones y santidad, para ver si se pega algo de toda esta historia de dolor por Amor a todos los hombres.
Me faltaba un sentido: el gusto. No me defraudaron mis compañeros cuando, después de pasar la cofradía, alguien dijo el proverbial: “Vamos a tomarnos algo”. ¡Todos los sentidos impactados! Una Semana Santa sin procesiones, como esta, será una Semana Santa a la que le faltará algo muy importante para nosotros.
No obstante, nuestra fe e inteligencia nos recuerda que lo esencial, aunque indispensable, nos sabe a poco. Porque nuestra inteligencia exige la verdad, nuestra voluntad el bien, pero nuestros sentimientos exigen la belleza y en esas expresiones, nos gusten más o menos, hay que decir que son un diez.
Puede parecer que no estoy hablando de una Semana Santa sin procesiones, pero en lo que quiero hacer hincapié es en que lo esencial es el memorial que los cristianos vivimos hacia los misterios de nuestra fe.
Él nos amó primero
y que Jesús, como siempre, no hará su entrada triunfal,
entre palmas que le ofrecen un nuevo Domingo más.
ni una madre, inmensa pena, que va llorando detrás.
Hay quien dice y nos es verdad, porque en el alma lo llevas, y en tus rezos siempre están,
aunque este año no salgan al cofrade le da igual,
que en su casa lleva puesta la capa de su hermandad
y una medalla en el pecho, a hierro y a fuego marcá.
y que la luz de tu vela, nadie la encenderá
que no habrá capas ni cera, ni palios ni chicotás
y que no habrá mantilleras, viendo a Cristo pasar
y que no habrá costaleros, ni hombros en el varal.
Hay quien dice y no es verdad, porque juntos lograremos vencer la enfermedad,
ese será nuestro anhelo, nuestra mejor levantá.
Hay quien dice y no es verdad, que no se oirán los tambores,
pero irá marcando el paso, convertido en oraciones,
en latidos fervorosos que marcan los corazones
de una hueste musical, la bandas y agrupaciones irán al mismo compás.
Hay quien dice y no es verdad, que no verás en tu puerta, ni a María ni a san Juan
y a Jesús por saetas, ya nadie le cantará, ni estará tu puerta abierta,
por si escucharas sus sones, en una calle desierta; mas de abrirán los balcones
y nacerán mil promesas, entre aplausos y ovaciones
por los héroes que se enfrentan, a la muerte sin temores,
tus palmas serán la letra, de las saetas mejores.
Hay quien dice, y no es verdad, que en sureña tierra mía Semana Santa no habrá,
ni un ¡olé! en la amanecía; y lo mismo que nos da,
que Cristo estará esos días contigo en un hospital,
al lado de un policía, al lado de un militar,
con los jóvenes que esperan, volverse a abrazar y recobrar su alegría,
y Cristo siempre estará, contigo en la carretera, sorteando el temporal;
contigo que el alma entregas, en esa tienda vacía, de un barrio de tu ciudad,
Cristo siempre te espera, y en tu casa siempre está,
sigue viviendo en la mía, sigue viviendo en la vuestra, como un vecino más,
no habrá mejor cofradía, ni habrá mejor hermandad,
la que nació aquellos días, Semana Santa bendita, la que se puso el costal,
sin importar si creía o si sabía rezar, y mostró su gallardía, la que ayudó a los demás,
la de Jesús y María, la que no quiso llorar y levantó Andalucía,
hija leal tierra mía de España y la Humanidad”.
La Semana Santa
Jueves Santo:
Este día recordamos la Última Cena de Jesús con sus apóstoles en la que les lavó los pies dándonos un ejemplo de servicialidad. En la Última Cena, Jesús se quedó con nosotros en el pan y en el vino, nos dejó su cuerpo y su sangre. Es el jueves santo cuando instituyó la Eucaristía y el Sacerdocio. Al terminar la última cena, Jesús se fue a orar, al Huerto de los Olivos. Ahí pasó toda la noche y después de mucho tiempo de oración, llegaron a aprehenderlo.
Viernes Santo:
Ese día recordamos la Pasión de Nuestro Señor: Su prisión, los interrogatorios de Herodes y Pilato; la flagelación, la coronación de espinas y la crucifixión. Lo conmemoramos con un Via Crucis solemne y con la ceremonia de la Adoración de la Cruz.
Sábado Santo o Sábado de Gloria:
Se recuerda el día que pasó entre la muerte y la Resurrección de Jesús. Es un día de luto y tristeza pues no tenemos a Jesús entre nosotros. Las imágenes se cubren y los sagrarios están abiertos. Por la noche se lleva a cabo una vigilia pascual para celebrar la Resurrección de Jesús. Vigilia quiere decir “ la tarde y noche anteriores a una fiesta.”. En esta celebración se acostumbra bendecir el agua y encender las velas en señal de la Resurrección de Cristo, la gran fiesta de los católicos.
Domingo de Resurrección o Domingo de Pascua:
Es el día más importante y más alegre para todos nosotros, los católicos, ya que Jesús venció a la muerte y nos dio la vida. Esto quiere decir que Cristo nos da la oportunidad de salvarnos, de entrar al Cielo y vivir siempre felices en compañía de Dios. Pascua es el paso de la muerte a la vida.
¿Por qué la Semana Santa cambia de fecha cada año?
El pueblo judío celebraba la fiesta de pascua en recuerdo de la liberación de la esclavitud de Egipto, el día de la primera luna llena de primavera. Esta fecha la fijaban en base al año lunar y no al año solar de nuestro calendario moderno. Es por esta razón que cada año la Semana Santa cambia de día, pues se le hace coincidir con la luna llena.
Jesús es el nuevo cordero pascual que nos trae la nueva liberación, del pecado y de la muerte.
¿Sabía que puede obtener indulgencia plenaria en Semana Santa?
Durante la Semana Santa se puede obtener para uno mismo o para los difuntos el don de la indulgencia plenaria si se realiza una de las siguientes obras establecidas por la Santa Sede.
Una indulgencia plenaria es una gracia que concede la Iglesia, por los méritos de Jesucristo, de María y todos los santos, para borrar la pena temporal que queda como consecuencia del pecado. La indulgencia aplica a pecados ya perdonados.
Jueves Santo
- Si durante la solemne reserva del Santísimo Sacramento, que sigue a la Misa de la Cena del Señor, se recita o canta el himno eucarístico del “Tantum Ergo” (“Adorad Postrados”).
- Si se visita por espacio de media hora el Santísimo Sacramento reservado en el Monumento para adorarlo.
Viernes Santo
Si el Viernes Santo se asiste piadosamente a la adoración de la Cruz en la solemne celebración de la Pasión del Señor.
Sábado Santo
El rezo de dos o más personas del Santo Rosario.
Vigilia Pascual
Si se asiste a la celebración de la Vigilia Pascual (Sábado Santo por la noche) y en ella se renuevan las promesas del Santo Bautismo.
Condiciones:
Para ganar la indulgencia plenaria además de haber realizado la obra enriquecida se requiere el cumplimiento de las siguientes condiciones:
- Exclusión de todo afecto hacia cualquier pecado, incluso venial.
- Confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Papa. Estas tres condiciones pueden cumplirse unos días antes o después de la ejecución de la obra para ganar la indulgencia; pero conviene que la comunión y la oración se realicen el mismo día en que se cumple la obra.
Es oportuno señalar que con una sola confesión sacramental pueden ganarse varias indulgencias.
Conviene, no obstante, que se reciba frecuentemente la gracia del sacramento de la Penitencia, para ahondar en la conversión y en la pureza de corazón. En cambio, con una sola comunión eucarística y una sola oración por las intenciones del Santo Padre solo se gana una Indulgencia Plenaria.
La condición de orar por las intenciones del Sumo Pontífice se cumple si se reza a su intención un solo Padrenuestro y Avemaría; pero se concede a cada fiel cristiano la facultad de rezar cualquier otra fórmula, según su piedad y devoción.